Ciertos
críticos del origen de las aves a partir de maniraptores no-avianos han
enfatizado la aparente discrepancia entre el registro fósil de estos
dinosaurios y el de las aves, y básicamente el hecho que los maniraptores
frecuentemente utilizados en las discusiones del origen de las aves
(Deinonychus antirhopus, Velociraptor mongoliensis, Oviraptor philoceratops)
son muchos millones de años más jóvenes que Archaeopteryx lithographica, el ave
más antigua conocida.
Dicha crítica es en general conocida como la
paradoja temporal, ya que realza la supuesta inconsistencia de argumentar que
las aves descendieron de animales que vivieron mucho después que el origen de
las mismas. No obstante, esta crítica es insustancial, ya que nunca nadie ha
defendido la posición que se critica (la idea de que especies como Velociraptor
mongoliensis u Oviraptor philoceratops fueron los antecesores directos de las
aves). Como la hipótesis del origen de las aves a partir de maniraptores
no-avianos se encuentra enmarcada en la metodología cladista, las especies
recién mencionadas son interpretadas como grupos externos a las aves y sus
relaciones con éstas son de grupo-hermano y no de ancestro descendiente.
Además, los
partidarios de la paradoja temporal frecuentemente pasan por alto que varias
especies de coelurosaurios (el grupo de teró-podos que incluye a los
maniraptores) provienen de capas jurásicas más antiguas que aquellas que
contienen a los ejemplares de Archaeopteryx lithographica e incluso, que
algunos de estos coelurosaurios han sido clasificados como maniraptores. Si
bien la evidencia de coelurosaurios más antiguos que Archaeopteryx
lithographica es aún limitada, es importante tener en cuenta que el volumen de
depósitos continentales (con dinosaurios) del Jurásico medio y temprano es
sustancialmente menor que el correspondiente al Jurásico tardío o al Cretácico.